El día del incidente, Roberson llevó a su hija en grave estado al hospital. Médicos reactivaron su corazón, pero ella ya presentaba señales de muerte cerebral. Sin oxígeno, el cerebro de la niña se hinchó y desplazó y la sangre bombeada por el corazón se acumuló en la cabeza. Los médicos diagnosticaron el caso como síndrome del bebé sacudido y Roberson fue responsabilizado, sostienen sus abogados.
Médicos y policías basaron también sus apreciaciones en que Roberson, de 57 años, no mostraba emociones, lo que pudo deberse a su espectro autista, diagnosticado posteriormente a la condena. Ello condicionó la acusación, dijo la defensa. «Texas se está preparando para ejecutar a Forrest Gump», consideró la abogada de Roberson, Gretchen Sween, en referencia al protagonista de la película que interpretó Tom Hanks. Describió a su defendido como un hombre bondadoso y que atravesó problemas desde su juventud, por su autismo.
«No se trata de un caso en el que el sistema se equivocó de persona, sino de uno en el que no se cometió ningún delito», dijo el escritor y abogado John Grisham. «Siempre estaré atormentado por el papel que desempeñé al ayudar al Estado a poner a este hombre inocente en el corredor de la muerte (…) El caso de Robert siempre será una carga en mi corazón y en mi alma. Pero no es demasiado tarde para que Texas cambie de rumbo y detenga su ejecución», declaró Brian Warton, el policía que lideró la investigación que lo acusó.
La Organización de las Naciones Unidas alertó el miércoles por el aumento del número de ejecuciones en Estados Unidos, donde dos hombres deben ser ejecutados esta semana. La Oficina de Derechos Humanos de la ONU está «profundamente preocupada por la inminente ejecución de dos hombres» en Texas y Alabama el jueves, afirmó el portavoz del organismo, Seif Magango. En el último mes han sido ejecutadas seis personas en cinco estados del país, en un periodo de 12 días. «Este aumento del ritmo de ejecuciones es profundamente preocupante», subrayó Magango.
En tanto, este jueves recibió la inyección letal en Alabama el recluso Derrick Dearman, de 36 años, condenado por el asesinato confeso y con un hacha, en 2016, de cinco personas (incluyendo una mujer embarazada) que estaban relacionadas con su novia y quien no apeló a su sentencia. «Los horripilantes hechos de este caso merecían el máximo castigo», dijo el fiscal general de Alabama, Steve Marshall.
Dearman pidió mariscos como última comida y sus últimas palabras fueron: «A las familias de las víctimas: perdónenme. Esto no es para mí. Es para ustedes… Les he quitado tanto». «A mi familia: ya lo saben. Los quiero». La pena de muerte fue abolida en 23 de los 50 estados de Estados Unidos, mientras que otros seis —Arizona, California, Ohio, Oregón, Pensilvania y Tennessee— tienen moratorias en vigor.
ML
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