A través de una llamada telefónica, Maduro y Guterres abordaron «la situación política global, en especial la de Venezuela, luego de los intentos de desestabilización y las conspiraciones promovidas desde territorio estadounidense», detalló el canciller Yván Gil en un comunicado.
Denunció que estas acciones violan «flagrantemente el derecho internacional y la Carta de las Naciones Unidas, apoyadas por el extremismo de ultraderecha latinoamericano y europeo, las cuales, afortunadamente, han sido contenidas y neutralizadas gracias a la acción de las instituciones democráticas venezolanas».
Según la cartera, Maduro reiteró las agresiones contra la nación sudamericana, tras las elecciones del 28 de julio, que incluyeron ataques contra instalaciones del Estado y privadas y dejó «un lamentable saldo de 27 personas asesinadas».
También, advirtió sobre los intentos de agredir el país mediante «la contratación de mercenarios» para desestabilizar el Gobierno, ejecutar magnicidios e «invadir el país».
Guterres, por su parte, aclaró que la ONU «se ha mostrado contraria a la aplicación de la política de cambio de régimen en cualquier parte del mundo, así como cualquier acción de intervención en los asuntos internos», de acuerdo con el comunicado.
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