Este tipo de medidas ya fue implementado con éxito en otros puntos turísticos del país europeo, como La Última Cena de Leonardo Da Vinci en Milán y la Galería Borghese en Roma. En ambos lugares, se controla el acceso a través de sistemas de reserva previa.
En este sentido, la ministra de Turismo de Italia, Daniela Santanchè, argumentó que “tenemos que rentabilizar nuestra riqueza, por eso está bien cobrar y crear un mecanismo de reservas, y no limitar el número, para regular los flujos y ofrecer mejores y sostenibles servicios a los turistas”.
En la misma sintonía, el concejal de Turismo, Alessandro Onorato, precisó que “para los romanos estamos pensando en hacerlo gratuito, mientras que a los no residentes se les pediría un aporte simbólico de uno o dos euros”.
La iniciativa contaría con el respaldo de la oficina del Gobierno o también conocido como el Palacio Chigi. En esta línea, el Roberto Gualtieri, subrayó que “es necesario estudiar soluciones técnicas para gestionar la multitud que se congrega en el sitio turístico”.
Además, según declaraciones recabadas por la Agencia Reuters, agregó que “la situación se está volviendo técnicamente muy difícil de gestionar.
La política que se busca instaurar se da en un marco de constante crecimiento de afluencia turística, que además tendrá un aumento exponencial el año entrante, ya que Roma se prepara para albergar el Jubileo 2025.
Se trata de un evento católico que atraerá a 32 millones de turistas y peregrinos, lo que hace más urgente la necesidad de regular este tipo de actividades en la capital de Italia durante los meses venideros.
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