Francisco expresó una vez más su asombro por conocer un país en el que más de la mitad de la población tiene menos de 30 años, y que lleva la sonrisa en los labios, según detalló un informe del sitio Vatican News.
«Las generaciones anteriores se han sacrificado para consolidar el país y ahora corresponde a esta nueva generación continuar la obra. Son los herederos de quienes los precedieron en la fundación de esta nación», les dijo.
Tras instarlos a «que no pierdan su memoria», el Sumo Pontífice aseguró: «Se necesita entusiasmo, soñar a lo grande, como indica la Exhortación Apostólica Postsinodal Christus vivit».
Instó a la juventud a cuidarse de los vendedores de drogas y los ilustró del verdadero significado y propósito de la libertad.
«Ser libres no significa hacer lo que queremos. Significa respetar a los demás y cuidar nuestra casa común», destacó.
Concluyó su alocución con dos consejos, que repitió innumerables veces, consistente en «hacer ruido y respetar a los ancianos».
«Nunca olvidaré vuestras sonrisas. No dejen de sonreír. Una sociedad que tiene tantos niños como ustedes debe cuidarlos. Y una que tiene tantos ancianos, que son la memoria, debe respetarlos y cuidarlos. Los jóvenes tienen que soñar cosas grandes, quien no sueña se ha ya jubilado de la vida», remarcó finalmente el Sumo Pontífice.
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