Entre los distintos inmigrantes que hablaron con PERFIL, algunos coincidieron en que debieron tomar la decisión de abandonar su país manera rápida debido a la escalada militar y que la Argentina parecía un buen destino por una serie de factores: la lejanía con Europa, la posibilidad de entrar sin visas y la existencia de servicios públicos.
«Por un lado, nuestra elección era limitada, salimos de Rusia a toda prisa, después de un largo período de Covid, las visas europeas y americanas expiraron. Por otro lado, sabía que Argentina es un país de libertad liberal con un fuerte apoyo social. Quería vivir en un país democrático, pero al mismo tiempo tenía la sensación de que en caso de cualquier problema, por ejemplo, con la salud, no te abandonarían», resumió a este medio Andrei Anastasiadi, un cineasta de 42 años que llegó con su segunda esposa y tuvo una bebé en el país.
«Mi esposo y yo decidimos mudarnos debido a la guerra entre Rusia y Ucrania. Tomamos esta decisión bastante rápido, así que primero miramos los países a los que podíamos entrar sin visas y donde en el futuro podríamos legalizarlos fácilmente para no vivir ilegalmente», explicó por su parte Galina Otyan, una fotógrafa de 27 años. «Muchos países son hostiles a los rusos, pero no escuchamos eso sobre la Argentina, esa fue otra razón», subrayó.
En la ciudad europea conoció a su novio, quien «tenía una idea sobre Argentina». Mientras tanto, ella estaba «pensando en América Latina» como una variable para trasladarse. De esa manera, hace un año ambos decidieron «ir directamente a Buenos Aires» y quedarse allí.
Si bien algunos vinieron con su pareja, también tuvieron que hacer sacrificios, como dejar atrás familiares y amigos. «Nos movimos muy rápido, así que literalmente metimos nuestras vidas en dos maletas y nos pusimos en camino. Tuve que dejarle uno de mis gatos a mi madre, porque ya era viejo y me preocupaba que ese camino le fuera difícil de superar. Nos llevamos al gato más joven con nosotros. Lo más difícil fue dejar no el lugar, ni las cosas, sino dejar a mis seres queridos. Realmente extraño a mi familia…», relató Galina.
«Mi familia vive en Ucrania, han vivido allí toda su vida, y mudarse a otro lugar es difícil para ellos. Cada día podría ser el último para ellos, porque la guerra aún continúa y los ataques con cohetes son parte de ella», añadió por su parte Elina.
Sin embargo, describió a los argentinos como «muy amigables, abiertos; sencillos; siempre dispuestos a ayudar; relajados, un poco como niños, es decir, sin problemas innecesarios», por lo que se siente «cómoda» en el país. «Incluso cuando no puedo explicar algo en español o hablar con errores, nunca me juzgarán y siempre me ayudarán, es genial», puntualizó.
«En 2016, vi la película Relatos salvajes dos veces en el cine. Incluso entonces, me di cuenta de que los argentinos y los rusos tienen mucho en común. Puedo decir que no tuve ningún problema particular para adaptarme, excepto una cosa: necesito aprender más español», añadió por su parte Andrei.
Lo mismo opinó Elvira Safiullina, una diseñadora y organizadora de eventos de 37 años, que llegó con su esposo y su hijo de 10 años y en la Argentina tuvo una bebé. «Tengo muchos compatriotas acá y pasamos mucho tiempo juntos», explicó en inglés la mujer. «Un consejo: aprendan español y no se compliquen la vida, aquí es todo simple», sintetizó.
Al respecto, el hombre también cuenta con un canal en dicha plataforma donde explica sus vivencias en el país. «Ahora lo ven principalmente argentinos, a pesar de que hablo ruso, no les da pereza poner los subtítulos. Los comentarios de los argentinos son tan amables y sinceros, nunca había recibido tantos comentarios amables de los rusos, es costumbre entre nosotros criticar», analizó.
A su criterio, Elina también consideró que «Argentina es más popular para los rusos» en lugar que para sus compatriotas. «No conozco a muchos ucranianos aquí. Principalmente es porque está lejos, no es seguro y no hay apoyo para nuestra gente», ahondó. Sobre ese último punto, puso como ejemplo un robo que sufrieron sus amigos: «La policía no ayudó a nadie de mis amigos extranjeros». Sin embargo, se alegró porque «ya conoció a mucha gente buena» en suelo argentino.
«Nunca habíamos estado en América Latina. Siempre me gustó la música argentina, el tango… Fue interesante para mí sumergirme en una cultura completamente diferente. Descubrimos que esta era una gran solución para al menos una aventura y experiencia divertida porque nunca había pensado en viajar a un país tan lejano, así que estaba entusiasmada con la oportunidad», añadió Galina, quien considera que en el suelo argentino probó «el mejor helado, carne y vino» de su vida.
Una vez que ella y su esposo se decidieron por Argentina, comenzaron a investigar sobre el país, para lo que «leyeron mucho e Internet» y vieron «diferentes videos». «En todas partes estaba escrito que este es un país muy soleado y hospitalario con gente amable, de lo que yo estaba personalmente convencida», comenzó la mujer, a la par que destacó que «la ciudad es muy verde» y con «buen clima».
En esa línea, subrayó que los rusos y argentinos son «diferentes en temperamento y enfoque de los negocios». «Los argentinos son más relajados y por eso algunos problemas tardan mucho en resolverse, pero en parte aprendo de los argentinos a estar más relajada, a no apresurarme y disfrutar de la vida. Los argentinos definitivamente saben hacer esto», manifestó. En sintonía con sus dichos, Elvira subrayó la «mentalidad diferente» en comparación con los rusos: «Me gusta la ligereza y la sonrisa de la gente local».
Sin embargo, Galina indicó que sentía «preocupación por la tasa de criminalidad». No obstante, aseguró: «Con el tiempo puedo decir que en mi antigua ciudad, San Petersburgo, hay muchos más delitos de carácter más grave, y en Argentina hay más robos, lo cual no es tan malo. Solo hay que tener cuidado». También destacó que le «sorprendió la cantidad de personas sin hogar en las calles», por lo que le deseó al país «prosperidad y un mejor nivel de vida».
Por su parte, Elina comentó que creía que Argentina «era un país más latino», ya que tenía amigos en Brasil, por lo que pensaba que sería un lugar «más fiestero». Pero, para su sorpresa, descubrió que «el ambiente es más europeo». A pesar de esa percepción, consideró que la cultura es «muy diferente» a la ucraniana. «Nuestra gente trabaja mucho y cuida cada detalle, aquí la gente es más tranquila e incluso si alguien dice que hoy va a hacer algo, puede que no sea cierto», comentó entre risas.
Si bien escaparon de sus países natales a las prisas y sin mucha idea de qué harían en un nuevo destino, la Argentina se convirtió en el hogar de alguno de los entrevistados, por lo que no tienen planeado volver a sus tierras. «En este momento tengo un estatus inestable, espero obtener una nueva ciudadanía en el futuro», deseó Galina, quien «solo» extraña «alguna de las comodidades que había en Rusia», como profesionales, servicios gastronómicos y ciertos productos.
Lo mismo expresó Andrei, quien está intentando junto a su esposa para obtener la ciudadanía argentina. «Me enamoré de Buenos Aires desde la primera vez que salí al exterior. Desde entonces, me enamoré aún más de esta ciudad y de muchos otros lugares del país y viajamos mucho: Ushuaia, Mendoza, Villa General Belgrano, ciudades de la costa, Bariloche… hay gente maravillosa, una cantidad enorme de conciertos y los campeones del mundo de fútbol. ¡Es perfecto!», expresó, y subrayó con firmeza: «Me gusta mucho mi vida en Argentina y ni siquiera planeo visitar Rusia hasta que continúen la guerra y Putin en el poder».
Por su parte, Elvira consideró que «hoy en día han cambiado muchas cosas» en la Argentina desde su llegada. «La gente está preocupada y no solo se están llevando a cabo nuevas reformas, sino que se ha creado un ambiente inquietante. Lamentablemente, observo cómo cambia el modo de pensar de la gente y cómo mis compatriotas empiezan a irse de Argentina», manifestó.
«Este hombre no cree en la justicia ni en la democracia, solo en el dinero y en ordenar mejor su vida. Si pueden conseguir un pasaporte para viajar y retirar dinero, lo harán. Pueden regresar con seguridad a Rusia y ganar dinero allí incluso con la ayuda de la guerra e irse de vacaciones a Europa, creyendo que allí hay completos pervertidos y que todos los países están en contra de Rusia», amplió.
Esos son solo unos casos de los miles que hay detrás del conflicto bélico. Según cifras oficiales citadas por France24, en 2021 las solicitudes de residencia por parte de rusos ascendían a 199, pero en 2022 ese número escaló a 2.106, siendo que en 2023 tuvo un nuevo incremento con 8.488, mientras que en febrero de 2024 ya se habían iniciado 470 trámites. En ese sentido, el año pasado el país emitió 3.750 visas de residencia a ciudadanos rusos, según datos de la Dirección Nacional de Migraciones (DNM).
Sumado a esto, en 2022, 18.718 ciudadanos rusos ingresaron como turistas a la Argentina, de los cuales 2.106 pidieron cambiar su categoría a residentes. Al año siguiente, el total se incrementó a 30.840, con 8.320 que solicitaron modificar el concepto de «turista» por «residente».
Sin embargo, el informe de la OIM concluyó que «la inmigración rusa mostró un descenso de los ingresos» desde enero de 2023, a la par que «se acortó la diferencia entre ingresos y egresos que es mayor durante el primer trimestre del año pero a partir del mes de abril se reduce considerablemente». No obstante, desde junio hasta agosto del año pasado, la entrada de rusos al país volvió a mostrar un apogeo.
En tanto, el «Anuario Estadístico Migratorio de la Argentina 2023», publicado por la Red Orientada a la Solución de Problemas en Derechos Humanos del CONICET, subrayó que no resulta «para nada desdeñable» el hecho de que el 11% de la población procedente de Europa de entre los 18 y 34 años «podría estar ligado a una incipiente movilidad joven de esta región de procedencia –pero de países emisores no tradicionales–, como es el caso de Rusia y Ucrania».
«Resulta interesante destacar que dentro de la muestra de la ENMA 2023 ingresa, de manera incipiente, población migrante de origen ruso y ucraniano (presentes en el Censo 2022 con 2.169 personas rusas y 3.486 ucranianas), modificando las tendencias que se observaban dentro de la migración de origen europeo tradicional, caracterizada por ser muy añosa y contar con décadas de residencia en el país», destacó el informe.
Asimismo, el estudio señaló que la no posesión de DNI aumentó entre la población extra MERCOSUR europea, pasando de 2% en 2020 a 6,8% en 2023. Entre las respuestas analizadas sobre la «gestión de requisitos», una de las explicaciones que más se replico es «la demora a los rusos» en cuanto a la realización del trámite.
En esa línea, el informe indicó que, desde su puesta en funcionamiento en 2009 y hasta diciembre del 2022, la Comisión Nacional para los Refugiados (CONARE) recibió 20.938 solicitudes de la condición de refugiado con una tendencia ascendente hacia el final del período, ya que el 50% de estas solicitudes corresponde al período 2018-2022. «La Comisión tiene una tasa de reconocimiento promedio del 34,9%. Entre las personas reconocidas (…) el 3% [es de origen] ucraniano», amplió.
CP
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