Según un índice que mide la cantidad de agua procedente de la lluvia y la evapotranspiración de las plantas, la situación actual supera las sequías de 1998 y 2015/2016.
Los datos de Cemaden desde 1950 muestran que los bajos niveles de precipitaciones y el estrés sobre la vegetación, que también es un factor de riesgo de incendios, hacen que Brasil se encamine hacia años cada vez más secos, según el instituto.
El boletín de seguimiento de la sequía de agosto, publicado por el Cemaden señala que 3.978 municipios brasileños estaban en algún nivel de sequía, con 201 de ellos en situación extrema, la peor registrada.
La cifra, según las previsiones del centro, podría llegar a 4.583 este mes. El índice integrado de sequía del instituto tiene en cuenta el déficit de precipitaciones y de humedad del suelo, así como la sequedad de la vegetación.
Según el centro, es probable que la situación se prolongue debido al retraso de las lluvias, con la posibilidad de que la sequía se intensifique en toda la región central y el norte del país.
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