El alerta naranja implica la expectativa de fenómenos meteorológicos peligrosos que representan un riesgo para la sociedad, la vida, los bienes y el medio ambiente, abarcando también regiones del sur de Santa Fe y el suroeste de Córdoba. Adicionalmente, se ha lanzado una alerta amarilla para el centro de Buenos Aires, sur de Entre Ríos, y otras áreas, advirtiendo sobre la posibilidad de fenómenos meteorológicos dañinos que podrían interrumpir actividades cotidianas. Durante la madrugada, se registraron caídas de lluvia de hasta 130 milímetros, igualando el récord para un día de marzo establecido en 1994, lo que subraya la intensidad del temporal que afecta la región.
Las intensas precipitaciones han provocado escenas de caos en varios distritos, con inundaciones que han dejado vehículos bajo el agua y han forzado el cierre de comercios. Barrios como Barracas, Mataderos, Villa Soldati y Parque Avellaneda han sido algunos de los más afectados, junto con el partido de La Matanza en el conurbano, donde la situación ha sido particularmente grave. La tormenta ha ocasionado también la interrupción de servicios básicos, como el transporte público, y ha generado cortes de electricidad en diversas zonas.
El temporal no solo ha causado trastornos en la vida cotidiana de los habitantes del AMBA, sino que también ha tenido un impacto directo en la infraestructura de la ciudad. El aeropuerto de Aeroparque y Ezeiza activaron alertas rojas, resultando en la cancelación de más de 30 vuelos. Además, se han reportado numerosos daños materiales, incluyendo árboles caídos y daños a edificaciones, lo que añade una capa adicional de dificultad para las labores de rescate y limpieza.
La situación actual en el AMBA es un recordatorio de la vulnerabilidad de las áreas urbanas frente a fenómenos climáticos extremos. Mientras las autoridades trabajan para mitigar los efectos del temporal y asistir a los afectados, el pronóstico sugiere que las tormentas podrían continuar en los próximos días. Este escenario plantea un desafío significativo para la gestión de emergencias y la coordinación de esfuerzos para garantizar la seguridad y el bienestar de los ciudadanos.
Finalmente, es crucial destacar la importancia de seguir las recomendaciones de las autoridades y mantenerse informado a través de fuentes confiables. La comunidad debe tomar medidas preventivas y prepararse para posibles emergencias, dado que las condiciones climáticas siguen siendo inciertas. La solidaridad y la cooperación entre vecinos y autoridades serán clave para superar las adversidades presentadas por este severo temporal.