La empresa LATAM confirmó el incidente, calificándolo como un «fuerte movimiento» durante el vuelo LA800 con destino a Santiago de Chile. Aunque no se proporcionaron detalles específicos, la compañía aseguró que el avión aterrizó sin contratiempos en Auckland. Los servicios de emergencia evaluaron a unos 50 pacientes en total, trasladando a doce de ellos al hospital, incluyendo miembros de la tripulación.
Los pasajeros relataron momentos de pánico a bordo, con personas siendo lanzadas por la cabina debido a la pérdida repentina de altitud. En un video difundido por el NZ Herald, se observa a tripulantes y pasajeros brindando asistencia médica a una mujer herida en el suelo del avión. Las autoridades de aviación chilenas informaron que el incidente será investigado por la Comisión de Investigación de Accidentes de Nueva Zelanda, con la participación de un representante chileno.
Este incidente se produce en un contexto donde los problemas técnicos en aeronaves comerciales han estado en la mira, recordando un caso similar ocurrido en enero con un Boeing 737 MAX 9 de Alaska Airlines. Tales sucesos plantean interrogantes sobre la seguridad en el transporte aéreo y la necesidad de una investigación exhaustiva para determinar las causas y tomar medidas preventivas adecuadas.