Los premios Nobel resaltaron el rol fundamental de la inversión pública en ciencia y tecnología para el progreso económico y social. Destacaron los logros de la ciencia argentina en campos como la medicina, la agricultura, la astronomía, la geología y la biotecnología, señalando que muchos avances clave no habrían sido posibles sin la contribución de científicos argentinos.
La carta también hace hincapié en el riesgo de congelar programas de investigación y reducir el número de estudiantes de doctorado y jóvenes investigadores, lo que podría llevar a la destrucción de un sistema científico que ha llevado años construir y que requeriría mucho más tiempo para reconstruirse.
En un apartado «realista», se reconoce la importancia de la cooperación internacional en ciencia y tecnología, pero se advierte sobre la necesidad de mantener una infraestructura nacional sólida para no depender exclusivamente de otros países. Se destaca que sin una inversión adecuada en ciencia, un país se vuelve vulnerable y carece de capacidad para desarrollar su propia tecnología y enfrentar problemas locales y regionales.
La carta concluye con un llamado al presidente Milei para que restablezca los presupuestos destinados al sector científico y tecnológico del país. En resumen, la preocupación de los premios Nobel es clara: el desfinanciamiento del sistema científico argentino pone en riesgo no solo el desarrollo del país, sino también su independencia y capacidad para enfrentar desafíos futuros.